La cantante de 'Hard Candy' estuvo sólo una hora en la celebración de su esposo quien festejó sus 40 años hasta las 4 de la madrugada
Madonna está muy entrenada para bailar por horas sobre el escenario, pero no pudo aguantar mucho tiempo en la fiesta de su esposo, el director de cine Guy Ritchie, quien la acompañó para luego volver al bar con sus amigos.
A su regreso, Ritchie no dudó en tomar algunos tragos, y se mostró muy distendido, y hasta hizo gestos a través de las ventanas del Punchbowl para los paparazzi.
En la ruidosa fiesta se escucharon viejos éxitos, y los amigos de Ritchie improvisaron serenatas en las que cantaron los clásicos My Old Man's a Dustman y It's a Long Way to Tipperary.
El cansancio de Madonna era previsible. El martes dio un recital en Frankfurt (Alemania), y el día anterior había llevado a los niños Lourdes y Rocco a un tour exclusivo por la Iglesia Católica de Roma.
Y esta noche (jueves), la cantante se presenta en el estadio de Wembley, por lo que necesitaba tener un buen descanso.
Pero Ritchie tenía energías suficientes para los dos. Para comenzar el festejo, llevó a sus hijos, Lourdes, de 12, Rocco, de 8 y al bebé David a cenar.
Luego, recibió a sus amigos, entre los que se contaban algunas celebridades, como la mujer de Sting, Trudie Tyler, David Gest y el novio de Kate Moss, Jamie Hince.
Las reglas de Madonna con respecto a los horarios de sus hijos se cumplieron a rajatabla; los niños se retiraron de la fiesta junto a su madre, a las 10 de la noche.
Fuente:adn mundo
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