
Al parecer, el único día en el que los internos pueden recibir insumos de afuera (refrescos, golosinas, revistas, etcétera) es el día lunes de cada semana. Y la pobre Lindsay tiene tanta mala suerte que ha comenzado a cumplir su condena el día martes, perdiéndose la jornada de abastecimiento.
Y como toda diva, sabemos que no puede soportar el mal gusto del agua que sale de las tuberías de su celda. Típico.
Un guardia confesó que la pobre chica pide a gritos que alguien le alcance un agua mineral, pero que varios oficiales chistosos le han recomendado que tome su leche del día anterior.
Fuente: Mascorazon
No hay comentarios:
Publicar un comentario